En las últimas semanas, el mercado argentino mostró movimientos relevantes, especialmente en los activos vinculados a la deuda soberana en pesos. Estos cambios desencadenaron un reacomodamiento de las tasas de interés, impactando directamente en la rentabilidad de los negocios financieros y abriendo nuevas oportunidades para quienes buscan combinar estrategias financieras y agrícolas. A continuación vamos a explorar algunas alternativas que ganaron atractivo.
Panorama Financiero: Tasas Altas y Nuevas Estrategias
En los últimos días, la política económica dejó en claro sus principales objetivos: contener el tipo de cambio y la inflación por encima de otras metas. Para lograrlo, el Gobierno busca incentivar tanto a bancos, fondos de inversión e inversores particulares a posicionarse en activos en moneda local, evitando así una mayor dolarización de las carteras, en épocas de cobertura electoral.
Entre otras herramientas, ha convalidado tasas de interés en pesos superiores a las expectativas de devaluación. Esto genera que los activos en pesos muestren rendimientos atractivos medidos en dólares, devolviendo protagonismo a la conocida estrategia de “sintéticos”: invertir pesos a tasa y cubrirse mediante un tipo de cambio futuro asegurado. Si bien las tasas en pesos ya sufrieron un proceso de compresión en los tramos más cortos, los rendimientos desde Diciembre en adelante siguen presentándose con una performance atractiva (el gobierno apuesta a quedarse en pesos post-elecciones).

Este escenario no solo amplía el menú de oportunidades financieras, sino que también abre la puerta a combinar instrumentos del mercado de capitales con operaciones del agro, potenciando la rentabilidad y reduciendo riesgos.
Tasa en pesos para potenciar negocios
Tomemos como ejemplo el mercado de maíz, donde la estacionalidad de precios es un factor clave para la toma de decisiones.
En escenarios habituales, muchos productores y acopiadores que necesitan liberar espacio en sus plantas venden maíz hacia fin de año, aprovechando precios atractivos, pero a la vez desean quedarse posicionados en mercadería, a través de recomprar en la nueva cosecha, cuando el valor suele ser más bajo.
Sin embargo, el contexto financiero actual permite optimizar aún más esta estrategia tradicional. Hoy, además de capturar la diferencia de precios entre posiciones, es posible invertir los pesos obtenidos en instrumentos en moneda local —por ejemplo, LECAPS— y, al mismo tiempo, asegurar el tipo de cambio futuro.
Con esta combinación, quien vende maíz de forma contractual, lo recompra en julio de 2026 (tomando cobertura en futuros de maíz y dólar) y coloca sus pesos en LECAPS Junio, podría recuperar el grano con un plus importante a su favor. Una mejora de rentabilidad significativa y concreta.
Cobertura dólar con rentabilidad
Calculando el rendimiento del maíz desde su precio actual hasta su precio Diciembre, podremos ver un rendimiento anualizado cerca del 7% en dólares.
Por lo tanto, si bien es pertinente evaluar singularidades de cada caso, a simple vista vender las posiciones en maíz en la actualidad y posicionarse en algunos de los activos argentinos (ejemplo el bono dollar linked TZVD5 con rendimiento 10% anualizado) surge como una alternativa considerable. La venta inmediata de mercadería agrícola y su colocación en esta clase de instrumentos muestran un rendimiento mejor que guardar el maíz como inversión.
Una Nueva Forma de Pensar el Agro
Más allá de estos casos puntuales, el escenario actual nos invita a replantear la relación entre activos financieros y commodities agrícolas. Hoy, en muchos casos, los instrumentos financieros pueden superar el rendimiento de los productos del agro, generando oportunidades para quienes logren integrar ambas miradas.
El mercado se reorganiza constantemente y estas ventanas de negocio pueden abrirse y cerrarse en cuestión de días. Por eso, es clave comparar permanentemente la rentabilidad de las alternativas financieras y agrícolas, para:
- Potenciar negocios tradicionales.
- Detectar nuevas oportunidades.
- Mejorar la eficiencia en la toma de decisiones.
En un entorno volátil, la información de calidad y el diseño de estrategias combinadas se convierten en herramientas fundamentales para capturar valor y proteger la rentabilidad.








