Sin lugar a dudas, la novedad más relevante de la semana fue la anunciada el sábado por la mañana en la Sociedad Rural. El presidente, Javier Milei, comunicó una medida largamente reclamada por el sector agropecuario: una reducción permanente de las retenciones para los principales commodities agrícolas.
Esta promesa de campaña había sido postergada por el equipo económico debido a la prioridad del Gobierno de mantener el superávit fiscal, un pilar clave para la estabilización de la inflación.
Los principales beneficiados son los productores de soja y maíz, quienes verán una reducción en las alícuotas al 26% y 9,5%, respectivamente (antes 33% y 12%). Por su parte, los subproductos de soja bajarán al 24,5% (antes 31%), mientras que la carne aviar y bovina tendrán una retención del 5%, en comparación con el 6,75% anterior. El sorgo y el girasol también experimentarán modificaciones: sus alícuotas se reducirán al 9,5%, 5,5% (aceite de girasol) y 4% (harina de girasol), desde el 12%, 7% y 5% previos, respectivamente.
Estos cambios podrían traducirse en mejoras en la capacidad teórica de pago de las exportaciones, lo que brinda una señal sobre la posible evolución de los precios, un factor clave para los productores agropecuarios y sus márgenes de rentabilidad.

En el caso de la soja, los incrementos más significativos se observan en el poroto de soja, con una mejora aproximada de 30 dólares por tonelada, y en la soja para industria, con unos 25 dólares. Al convertir estas cifras a pesos, se estima un aumento de entre $30.000 y $35.000, lo que dejaría una capacidad teórica de pago de aproximadamente $366.000 para el poroto de soja y $353.000 para la soja destinada a la industria. Para el maíz y el girasol, los incrementos son menores, de alrededor de 5 y 8 dólares por tonelada, respectivamente. El trigo, en cambio, no presenta modificaciones, ya que su alícuota se mantiene sin cambios.
En esencia, las retenciones representan en mayor o menor medida, una carga para el productor agropecuario. Por lo tanto, su reducción debería generar un impacto positivo en un sector que enfrenta una ecuación de rentabilidad acotada.
No obstante, si bien estas medidas son un factor positivo para el escenario local, es crucial no perder de vista el contexto internacional, que también influye en los precios. En este sentido, Brasil ha concluido una campaña de soja muy exitosa, mientras que Estados Unidos se prepara para iniciar en los próximos meses una cosecha prometedora tanto de soja como de maíz. Por lo tanto, es importante considerar la estacionalidad de estos productos a nivel global, ya que podría impactar en los precios internacionales y, consecuentemente, en el mercado local.